DERROTEROS PARA UN MAÑANA
Dos acontecimientos afectaron sentimientos: el fallecimiento, primero, del Nobel de Literatura Mario Vargas-Llosa, y, con algunos días de distancia el Papa Francisco, ambos con vibrante imagen latinoamericana pero, separados por creencias; Vargas Llosa era agnóstico y el Santo Padre católico de la congregación jesuita. Por cierto, figuras de relieve que dejan un amplio legado: en la literatura universal y en la necesidad de repotenciar la fe en Cristo. Nuestro sentido pesar por tan preciados personajes de la realidad contemporánea, más allá de las discrepancias o diferencias.
La próxima elección papal, pues el cónclave habrá de iniciarse al terminar las ceremonias rituales y protocolares, habrá de marcar un nuevo hito, sea con la elección de un Santo Padre con tendencia conservadora o un afín al llamado sentido progresista. 133 cardenales habrán de votar, en momentos en que la grey católica vive horas de grandes dificultades, sea por la falta de vocación sacerdotal o por la cada vez más menguada asistencia de creyentes a las iglesias. En el caso de laureado escritor, sus obras que permanecen en los estantes o libreros merecen nuevas lecturas. La herencia que dejan ha de contribuir a reflexionar para avizorar un mundo de unidad, paz y bienestar.
A un año de la fecha de las elecciones generales en el país, tenemos 43 tiendas políticas que pugnan por los espacios de Poder en el Ejecutivo y Legislativo y por extensión en los también alicaídos Poder Judicial y el Ministerio Público. No se sienten líderes ni tampoco partidos con programas concretos ni partidarios con aptitudes que certifiquen talento y capacidad, a falta de doce meses. Es un zafarrancho cabal, donde la atomización y, por ende, el caos pueden conducir a nuevos estallidos sociales. Y ¿la economía?, podrá explotar en todos los ámbitos; externamente, la aplicación unilateral de aranceles, es un claro ejemplo de lo que puede transcurrir quizás antes del mediano plazo.
Finalmente, cada vez más la Revista ORIENTAL se acerca a su primer centenario, tenemos aún un margen de seis almanaques, y hacemos votos por un positivo retorno de los valores democráticos y de las virtudes del bien común, siguiendo las enseñanzas de nuestros fundadores y antecesores para hacer siempre un periodismo objetivo, veraz y de fidelidad con los lectores y anunciadores, conduciéndonos por la senda de le equidad y la justicia social.
Carlos Acat Koch
Editorialista