Una tradición que perdura
Los esposos Nakada con sus hijos, Luis Antonio y Aimi
Todo comenzó el 12 de febrero de 1988, cuando Luis Nakada Nakada y Olga Gusukuda de Nakada, nisei de segunda generación originarios de la prefectura de Okinawa, abrieron las puertas de “Chicharrones Don Lucho” en Pueblo Libre.
Desde su juventud, la señora Olga trabajó en los restaurantes del negocio familiar, desarrollando una profunda comprensión del mundo gastronómico. Al casarse, ella y su esposo decidieron transformar el rumbo del negocio y aventurarse en la creación de una sanguchería criolla. La idea surgió a partir de una recomendación de su hermano, quien le comentó sobre la ausencia en Lima de un local amplio y de cocina abierta especializado en chicharrones.
Con una visión clara y un compromiso incansable, convirtieron su especialidad—los chicharrones de panceta de cerdo—en un ícono de la gastronomía peruana. Desde el primer día, la calidad de los ingredientes y la excelencia en la preparación marcaron la diferencia.
Más que un restaurante, Chicharrones Don Lucho se ha convertido en un espacio donde se construyen recuerdos. Clientes que alguna vez lo visitaron en su infancia o juventud ahora regresan con sus propias familias, reviviendo momentos especiales: cumpleaños, graduaciones, celebraciones o simplemente el placer de compartir un desayuno en compañía de seres queridos.
Pero la historia de los esposos Nakada también ha estado llena de desafíos y crecimiento. Enfrentando crisis económicas y tiempos inciertos, el restaurante ha sabido adaptarse y evolucionar, superando dificultades desde finales de los años 80. En diciembre de 2021, dio un nuevo paso al abrir su primera sucursal en Miraflores, con el propósito de llegar a un público más amplio, a pesar de la pandemia y la inestabilidad del país.
El 2020 trajo consigo una pausa obligatoria debido a la cuarentena, pero lejos de detenerse, el equipo de Chicharrones Don Lucho aprovechó el momento para reinventarse: modernizar su local en Pueblo Libre, mejorar procesos y apostar por el servicio de delivery. Cada transformación reflejaba la misma pasión de siempre por brindar una experiencia excepcional.
La calidad sigue siendo el eje central, con insumos cuidadosamente seleccionados, adquiridos de proveedores certificados y miembros de la Sociedad Peruana de Porcicultores. Además, el restaurante cumple con estrictos protocolos de seguridad y salud en el trabajo, ingeniería sanitaria aplicada en cada proceso y ha obtenido un reconocimiento significativo: la certificación de Restaurante Saludable en Miraflores, destacando en su rubro gastronómico.
A lo largo de los años, figuras icónicas de la cocina peruana han elogiado la excelencia de Chicharrones Don Lucho. Gastón Acurio, Luciano Mazzetti y el programa Viaja y Prueba han recomendado su emblemático pan con chicharrón y la inconfundible salchicha de la casa, consolidando su prestigio aún más.
Ahora, sus hijos, Luis Antonio y Aimi Nakada, han tomado la posta como herederos de esta tradición familiar, asegurando que el legado de Chicharrones Don Lucho siga creciendo y adaptándose a los nuevos tiempos sin perder su esencia.