ACERVO DE IDENTIDAD CULTURAL E INTEGRACIÓN

Recordando los 121 años de historia de la comunidad nikkei


En la conferencia realizada en el marco del XIII Congreso Anual de Instituciones Nikkei “Compartiendo vivencias dirigenciales”, participó el consejero de la APJ Carlos Saito, economista de profesión y laborando en el Banco Central de Reserva del Perú y ex presidente ejecutivo del Fondo General Contravalor Perú-Japón, ex presidente del Consejo de Administración de Aelucoop, la Central de Cooperativas Kyodai y ex presidente de la APJ y de Perú Wakayama Kenjinkai

“En primer lugar quisiera agradecer a la APJ por haberme invitado al congreso y tratar el tema de las instituciones nikkei en el Perú. Antes de entrar de lleno al tema quisiera hacer una pequeña introducción del significado de cómo son los japoneses. El Japón es un país isleño, rodeado de mares y que jamás fue invadido con éxito por fuerzas extranjeras. Pero eso no quiere decir que no hubo intento de invasión. La historia registra un hecho importante allá por el siglo XIII en donde fuerzas de Mongolia intentó una invasión. En ese entonces estaba el nieto del famoso Genghis Khan que había heredado el imperio mongol y tenía bajo su yugo a toda China y Corea.
Es así que con intentos diplomáticos intenta acercarse al Japón e invade al Japón con una fuerza muy grande y la suerte del Japón fue que cuando la invasión iba a ser exitosa vino una tormenta muy grande que destruyó gran parte de la flota mongol. Siete años después, el emperador mongol vuelve a hacer nuevamente una invasión al Japón en el año 1281 con una flota de 4400 barcos y por segunda vez viene un viento huracanado dejando la flota con solo 200 barcos que regresaron a Corea. Allí nace la palabra ‘kamikaze (viento divino)’ nombre que se le da a los pilotos suicidas de la II Guerra Mundial en donde fue derrotado.
Esta no intervención de fuerzas hace que la población japonesa sea una población homogénea. Que no es multicultural como la que tenemos nosotros. Y tienen esta necesidad de vivir en grupo porque eran agricultores. En 1922 se dice que Albert Einstein fue al Japón y admiró el país por su sentido comunitario y poco individualismo.
Los que han ido al Japón por ejemplo han notado que hay muy pocos monumentos a hombres que sobresalen. Hay, pero muy poco. Hay muchos monumentos de dioses y animales pero no se resalta el individualismo humano. Hay un ex ministro japonés que escribió un libro en donde resalta que el Japón es un país de anónimos. Dice que en 1987 se hizo una encuesta en Estados Unidos preguntando cuantos japoneses conocían y solo el 7% de encuestados mencionó el nombre de Hirohito.
Cuando aquí preguntamos a cuántos japoneses conocen no saben tantos nombres, pero preguntemos de marcas: Toshiba, National, Nissan, Toyota. No nos acordamos de los hombres que están detrás. Cuando vamos al Japón notamos también que las calles no tienen nombres de personas sobresalientes como lo tenemos nosotros. Allá las calles tienen números. Esta característica hace que los japoneses tienen la necesidad de agruparse y es así cuando llegan al Perú, país totalmente desconocido en idioma y costumbres, tienen obviamente la necesidad de reagruparse.
Las primeras agrupaciones en el Perú fueron obviamente en las haciendas en donde trabajaban. Allí celebraban algunas festividades y defendían como grupo. Cuando al cabo de cuatro años terminaba el contrato de trabajo, muchos se escapaban y venían a Lima y muchos se dedi caban a desarrollar otras actividades. Muchos de ellos lograron a pesar de todo ahorrar y emprender un negocio. Muchos dicen que los japoneses vendían en verano raspadillas y en invierno caramelos, pero fueron progresando y en el año 1910 a 11 años de la primera inmigración japonesa al Perú habían 68 restaurantes, 45 bodegas, 27 carpinterías, 19 carbonerías y lo que más habían eran peluquerías (157) que empezaban a desplazar a los peluqueros nacionales. Y esto motivó la primera reacción y el sentimiento anti japonés que empezó a surgir. Una de las primeras instituciones fue el gremio de peluqueros de Lima que organizaba eventos, crear la primera escuela de español para ellos y contribuir con la Sociedad Central Japonesa.
Uno de los personajes de esos tiempos fue Sentei Yagi que ayudó mucho a los okinawenses, que venían de las haciendas, dándoles alimentación y consiguiéndoles donaciones para mantenerlos. Y fue él quien organizó los primeros tanomoshis (panderos) en el Perú que luego se difumina como un medio de financiamiento porque no podían recurrir a los bancos.
Pasa el tiempo y en 1912 empezaron a sentir la necesidad que debería haber una institución que represente a la colectividad japonesa y una agrupación de intelectuales forma la asociación Nihonjin Kyoukai. En ese mismo periodo se forma la Asociación Fraternal Japonesa llamada Nihon Dooshikai. Estas dos agrupaciones tenían sentidos diferentes pues la primera pertenecía a los diplomáticos del consulado instalado en Perú en 1909, el cuerpo diplomático se forma mucho después en 1921. Y estas dos asociaciones no se llevaban bien y Saito Kazu tuvo una predisposición para formar en 1917 la Sociedad Central Japonesa, predecesora de la Asociación Peruano Japonesa.
Un capítulo interesante es la prensa. Y tenemos en 1909 un manuscrito que se llamó Nipponjin que se emitía un solo ejemplar y recorría los comercios. Solo salió cinco veces. Después de dos años sale Jiritsu, otro medio de comunicación que fue editado por el consulado de aquel entonces y se emitieron doce números. Era mensual y tenía tenía 60 o 70 páginas y al cabo de diecisiete meses desaparece cuando se inaugura Andes Jiho un quincenario en idioma japonés teniendo un interés de carácter intelectual. En 1921 aparece Nippi Shimpo siendo el defensor de los japoneses menos favorecidos. En 1929 aparece Nichinichi Shimpo que piensa en unir a los dos anteriores. En 1929 nace Lima Nippo que es el resultado de los tres periódicos anteriores. En 1931 nace Perú Jiho que contenía ya una sección en español. En 1941 nació otro periódico que duró muy poco tiempo llamado Perú Hochi, pues con la intervención del Japón en la II Guerra Mundial el gobierno peruano confiscó los medios de comunicación y aparece nueve años después (1950) Perú Shimpo, cuyo presidente fue Diro Hasegawa. Luego en 1955 aparece Perú Asahi Shimbun que duró hasta 1964. Posteriormente en épocas más recientes tenemos a Prensa Nikkei totalmente en español.
Esta idea de los periódicos es una etapa sumamente importante, pues a través de ellos los japoneses se enteran de que estaba ocurriendo en el Japón. Obviamente las noticias no eran tas rápidas y tan certeras.
Si los japoneses tienen una obsesión en particular ha sido siempre la de cómo educar a los hijos. Claro que el primer contingente de 790 inmigrantes fueron todos hombres. El segundo llegó con más de 900 personas de las cuales el 10 por ciento eran mujeres. Se vislumbraban hijos y ellos tenían que prepararse yendo a la escuela. Se dice que se negaba a que los hijos fueran a los colegios ya establecidos en las haciendas porque pensaban que la calidad no era muy buena. Aquí se funda la escuela Cañete en 1908, la escuela de la hacienda Casablanca en 1915 cuando ya los niños empezaron a crecer. Cuando se funda la Sociedad Central Japonesa en 1917 la agenda del año siguiente contempla la realización de un colegio japonés en Lima y nace el colegio Lima Nikko el 18 de noviembre de 1920, siendo los primeros profesores Goro Yokose y su señora Haruko Yokose. En 1941 el colegio tenía 1900 alumnos y 70 profesores siendo uno de los colegios emblemáticos de aquel entonces. Cuando el gobierno peruano clausura este colegio empiezan a aparecer pequeñas escuelas de tipo clandestino.
Una agrupación importante fue el Club Pacífico. Formado con pocas personas, 14 japoneses. En una época posterior a la guerra con una moral totalmente baja después de la guerra y propone adquirir un terreno de 110 mil metros cuadrados para el futuro de los hijos para hacer una vida en comunidad y una vida deportiva. Luego de una serie de discusiones el 27 de junio de 1953 se adquiere el local que hoy es un sueño hecho realidad: el Estadio La Unión.
En la comunidad nikkei tenemos instituciones con actividades en todos los campos: la APJ en donde están el Policlínico, la Clínica Centenario, bienestar, asistencia social, desarrollo a través de las becas y el crédito educativo de Fujinkai APJ que cumple 65 años. No quería dejar de mencionarlas ya que en la historia de la colectividad la parte femenina nace muy temprano. En 1921 nace una Asociación Cultural Femenina de Okinawa que era el antecedente de lo que es hoy y en ese mismo año nace un club femenino en la Sociedad Central Japonesa. Así también tenemos las APJ regionales que llevan las series de actividades sociales, culturales y el idioma japonés. Las asociaciones prefecturales como Fukushima (1914), Kagoshima, Yamagata y Saga (1919), Kumamoto, Hiroshima (1920), Niigata, Shizuoka (1921) y en finanzas las cuatro cooperativas: Abaco, Aelucoop, Aopcoop y Pacífico.
Pienso que una tarea importante de la APJ es estar en permanente contacto con la embajada del Japón, promover esta cercanía, teniendo ganancias para ambos países. De otro lado empiezo a sentir como política del Japón el acercarse a la clase nikkei del exterior. Eso lo vemos en muchas manifestaciones.
Para terminar quisiera decirles algunas líneas muy cortas de una pequeñas décimas que hice algún tiempo: “Yo soy nikkei y de seguro que recorre por mis venas el Shakuhashi y la quena, el sake y el pisco puro, el duchazo y el ofuro, soy una mezcla bendita del omochi y la humita, de shamisen y cajón, de parihuela y udon y eso nadie me lo quita.
Colegio Lima Nikko, en Jesús María; actualmente sede de la GUE Teresa Gonzales de Fanning.(Foto: Agenda Cultural APJ)

Primera directiva de la Sociedad Central Japonesa. (Fotografía donada por Motonishi-Hayano al Museo de la Inmigración Japonesa)

Tambo (bodega) en la Hacienda Santa Bárbara. (Colección del MCIJP, donada por Manuel Pásara)

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