CRITERIOS DE AMISTAD

Simbiosis entre dos naciones

Monumento dedicado al inca Manco Cápac, obsequio de la comunidad japonesa en el primer centenario de la República del Perú. Foto: Peru.com 

Perú y Japón, a lo largo de estos 150 años del establecimiento de lazos diplomáticos, han fortalecido sus relaciones bilaterales, teniendo como una suerte de embajadores a los migrantes tanto de uno como de otro lado, compartiendo intereses comunes y complementándolos con encuentros de carácter cultural y cooperación; el haber suscrito, entre otros, un acuerdo estratégico integral en 2016, confirma la vocación que los une.
Brasil concentra la mayor comunidad japonesa en América del Sur, al ser el primer país al sur de Río Grande en recibirlos (luego viene Perú). Y esa presencia cuenta con un gran impacto en el proceso de integración, superando las tensiones producidas en el marco de la II Guerra Mundial.
En ese sentido, salvando distancias y hasta discrepancias, la convivencia horizontal se ha estrechado en busca del beneficio común. La fonética de Kyo/sei (literalmente juntos/vida) guarda una gran implicancia, al puntualizar que todas las cosas estas interconectadas y destinadas a construir sociedades armoniosas. La convivencia pacífica y el respeto común deben prevalecer para vivir unidos.
Por otra parte, el contenido a Kyo/sei (juntos/florecer) respalda el proceso de coexistencia en paz y el compartir el beneficio común, pues la prosperidad o el apoyo de uno coadyuva a la del otro. Recordemos que Japón quedó devastada tras la conflagración mundial (1939/45) pero a partir de 1950 comenzó a resurgir sobre las cenizas y se convirtió, a partir de 1980, en la segunda economía del mundo, detrás del que fuera su rival Estados Unidos.
Esa recuperación japonesa estuvo influenciada por el trabajo interno, desplegado con disciplina y esfuerzo conjunto de la sociedad, contando con el apoyo incondicional de la cooperación internacional (multilateralismo). Las heridas se fueron curando, aunque las cicatrices aún son visibles para una reconciliación total, especialmente con sus vecinos asiáticos y las tensiones aún subsisten.
Por ello, el Perú y el Japón apuestan por el diálogo y consolidar relaciones duraderas en el tiempo, y en el espacio, a pesar de la distancia física que los separa pero unidos por el Océano Pacífico y las innovadoras tecnologías. Una nueva prueba manifiesta de esa colaboración, habrá de sustentarse en la cumbre de las economías del Foro Asia-Pacífico que se desarrollará (por tercera vez) en el Perú en el 2024.

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