TUSAN ASCIENDEN CERRO SAN CRISTOBAL

Dominando un balón (tamaño de un coco) 120 minutos

Los “Hermanos Patadita” lograron establecer un récord de dominio del balón (del tamaño promedio de un coco), mediante cabecitas, subiendo al Cerro San Cristóbal en el distrito del Rímac. El reto fue con pelota pequeña, sin que ésta caiga al suelo, y duró dos horas, teniendo como testigos a los colegas Isabel Medina y Alan Ramírez, del diario El Trome.
El desafío fue en apoyo a la selección peruana de fútbol que había conseguido solo un pálido empate en los primeros cinco partidos rumbo a Qatar-2022, y previo al sobrio triunfo de visita al Ecuador. Consistió en subir desde las faldas hasta la Cruz del Cerro San Cristóbal, tal como hicieron tiempo atrás pero dominando el balón con los pies.
Los hermanos tusan Juan Carlos (53) y José Antonio Figueroa Wong (56) iniciaron el recorrido con el tema musical “Alienta peruano, no pares de alentar”; la dificultad de la tarea impuesta es muy alta, pues un simple error, un viento inesperado, un bache, un grito, podría hacer fallar. Con paciencia y disciplina espartana practicaron con neblina y se concentraron para no perder el dominio aéreo.
Vecinos y transeúntes pusieron la cuota de animación y verlos cargados de asombro. Con celulares registraron los hábiles movimientos de los ‘Hermanos Patadita’.
“¡Está difícil que no se les caiga, pero ¡vamos, muchachos, ustedes pueden!”, “No creo que lleguen hasta arriba sin parar, pero bacán si es que lo logran”, “Ojalá el Gobierno apoyara a peruanos que con el deporte dan buen ejemplo a la juventud”, eran frases que recogían los Figueroa Wong y los periodistas.
Al llegar a la cima, visiblemente agotados y sudorosos, pero con repotenciada energía, señalaron “ni los grandes peloteros mundiales han logrado esto. Gracias a Dios tenemos este talento y con lo que hemos realizado queremos dar ejemplo de que el deporte es salud y con esfuerzo y dedicación todo se puede lograr”.
Añadieron, tras los 120 minutos empleados, que dieron más de nueve mil toques del balón. Fue muy difícil, pero no imposible. Los hermanos residen en Canto Grande, en el populoso distrito de San Juan de Lurigancho. Uno de sus sueños, es formar una escuela de dominio del balón, recordando que también han realizado retos con pelotita de yaxes e incluso más pequeñas, como canicas, pero de jebe no de vidrio.

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